jueves, 5 de junio de 2014

¿Hacia una sociedad más o menos humana?

Durante la tarde de ayer el profesor Don José Ignacio Galparsoro recorrió algunas de las propuestas más actuales acerca de la cuestión de la aplicación de la técnica en la naturaleza humana. Es un hecho que las nuevas posibilidades tecnológicas no sólo nos permiten modificar el entorno natural, sino también, y ahora más que nunca, nuestra propia naturaleza. El profesor se refirió, fundamentalmente, a las técnicas de manipulación genética. De alguna forma, desde el comienzo de estas técnicas, por primera vez podemos jugar a ser dioses y, por ello, de una manera más que lúcida y consciente, ensayar nuevos caminos evolutivos que de otra manera no se darían. Ya podemos corregir nuestra propia naturaleza. La filosofía, en este sentido, tiene mucho que decir: no sólo por su talante y afán críticos, que van a  desterrar viejas leyendas y enterrar antiguos miedos acumulados por una cultura demasiado recelosa a los cambios, sino, sobre todo, por su capacidad para fijar los términos de la discusión en aras de una mayor comprensión de nuestro lugar en el mundo. 



Ante el problema de los límites de la aplicación técnica sobre la naturaleza, es decir, hasta donde debe llegar nuestra capacidad manipulativa tratándose de nuestra naturaleza, el profesor confrontó el conservadurismo de Habermas y Fukuyama con una posición más progresista encabezada por filósofos como Gregory Stock, Sloterdijk o Buchan. Los primeros ven en la naturaleza humana una realidad lo suficientemente valiosa y especial para no tener que producir ningún cambio sobre ella. En efecto, si el hombre llega a modificarse genéticamente se corre el riesgo, según Habermas, de alterar las condiciones que hacen posible nuestra manera de pensar y de valorar el mundo. Si nuestra naturaleza es el fundamento de nuestros conceptos y valores de la ciencia y de la ética, cambiando aquélla podríamos modificar la cultura y nuestra manera de organizarnos ética y políticamente. Frente a ello, Sloterdijk recuerda que estos análisis críticos se construyen a partir de ciertos principios de una metafísica ahora ya inservible para comprender los nuevos fenómenos. Los dualismos clásicos (sujeto-objeto; alma-cuerpo; natural-artificial) ya no sirven para referirnos a las nuevas realidades híbridas (construcciones orgánicas, cyborgs...) que excluyen cualquier tentativa de comprensión a partir aquéllos. La realidad ya no es dual, ha dejado de estructurarse conforme a nuestra gramática convencional, de ahí que no sólo debamos de ensayar nuevas fórmulas para hacer comprensible el mundo, sino que hayamos de combatir aquellas posturas que, como la de HabermasFukuyama, basan sus argumentaciones en las categorías de la vieja metafísica.

En cualquier caso, como dejó entrever el ponente, resulta indudable que somos nosotros, los humanos, los que podemos y debemos darnos el horizonte hacia el cual queremos orientar nuestro mundo, de ahí que, hoy más que nunca, sea necesaria una reflexión ética sobre el fin hacia el cual queremos dirigir nuestra investigación y quehacer técnicos. De lo contrario, si dejamos que sea la lógica del poder la que imponga el porvenir, siempre ciega a los fines, como la evolución misma, corremos el riesgo de que el futuro se nos escape de las manos.

Don José Ignacio Galparsoro Ruíz es Doctor en Filosofía por la Universidad París IV Sorbonne y Profesor Titular en el Departamento de Filosofía de la Universidad del País Vasco

David Porcel

3 comentarios:

  1. Excelente reseña que refleja fielmente la densa y muy interesante conferencia del profesor Galparsoro. El debate posterior tampoco tuvo desperdicio y me consta que el conferenciante estaba gratamente sorprendido con un Ateneo prácticamente lleno. En fin, de verdad que es para que todos los que amamos la filosofía por estos pagos nos sintamos muy orgullosos por lo que hemos hecho este año. Yo por mi parte quiero dar las gracias a tod@s l@s que habéis participado en alguna de las actividades organizadas, a tod@s l@s conferenciantes del ciclo "Filosofía y resistencia" por su generosidad y por dejarse liar tan amablemente para disfrute de no pocos y especialmente a David Porcel por su trabajo incansable y su compromiso con la filosofía. Ánimo y a seguir trabajando y luchando por la más bella y la más incomprendida. Andrés

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    1. No hay de qué, Andrés. Para mí ha sido un placer seguir atentamente este ciclo tan entrañable e interesante. Y muchas gracias a ti por tu esfuerzo, sensibilidad y buen hacer. Un abrazo. David

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  2. Por otra parte, al hilo de lo dicho en la conferencia, siempre he pensado que el aspecto distintivo de sociedades post o transhumanas no es tanto que nuestras concepciones tradicionales ya nos sirvan para comprender los nuevos fenómenos como que ya no seamos los humanos los artífices de la cultura venidera (si ya hay máquinas inteligentes que firman artículos en prestigiosas revistas científicas, como el ya famoso GOLEM decodificador del genoma humano, androides que batallan en primera línea o conquistan el espacio, ¿quién nos dice que en un futuro estas máquinas no vayan a ser capaces de generar y asentar una nueva cultura como consecuencia de la imagen que se formen de sí mismas? Saludos. David

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