<< Contribuir a poner en
cuestión el estado de las cosas, a rechazar la normalidad con que se presenta
lo anormal, lo natural que reviste lo arbitrario, lo necesario con lo que se
pretende disfrazar lo contingente >> Walter Kohan. Lipman y la Filosofía
Estimados compañeros:
En estos días vengo
con fuerza, energía, y con ganas de un poco de acción. Sencillamente quiero
compartir con vosotros mis reflexiones acerca de la maravillosa experiencia que
he tenido durante la semana de Pascua en Cheste (Valencia), en donde un grupo
de educadores y maestros, nos hemos juntado ante todo a compartir, a aprender,
a escuchar experiencias entorno a la Filosofía, concretamente a la Filosofía
para niños.
Hoy en día, en muchas ocasiones (aunque a veces parezca
lo contrario), el niño/adolescente queda
relegado a un ser pasivo, al que se le tiene que dar todo, por supuesto también
el pensamiento y las emociones: ¡No pienses! ¡No sientas! Ya lo hacemos por
ti. Se nos olvida con frecuencia que ellos mismos poseen magníficas
habilidades de pensamiento, emocionales y sociales en potencia, que tan sólo necesitan de un “gran guía” para
desarrollarlas y no de un “gran dictador” que las secuestra, en tanto,
dictamina lo que la realidad es y no puede ser de otra forma. Los niños y los
adolescentes son pequeños maestrillos que nos pueden dejar con la boca abierta.
Ellos viven sabiamente el momento
presente más que nadie, no se preocupan del pasado ni del futuro porque
intuitivamente se deslizan por los momentos más vivos, fluyen con un aquí y un
ahora fascinantes. Nuestros niños y nuestros chicos nos ofrecen mundos posibles, nos abren puertas, ellos en una comunidad
de investigación como propone Filosofía para Niños no tienen miedo a expresarse y a cuestionarse
porque les encanta reconocerse en su propia realidad, disfrutan de pensar
juntos, les encanta sentirse reconocidos, ¿es que acaso a ti no?
Cuando en la comunidad de investigación
agarramos el texto como pre-texto, podemos tener dos opciones: o les damos todo
hecho o les regalamos la oportunidad de que sean ellos mismos los que vayan
descubriendo, los que comiencen a ver posibilidades y de que interpreten desde
su propia experiencia. Nos enseña más la experiencia que la mímesis de la repetición.
Como decía Unamuno:
“No hay realidad sin una idealidad”, seamos utópicos, creemos caminos,
confiemos en nuestros alumnos... y brindemos porque la Filosofía sea una gran
ventana desde la que podamos divisar el mejor de los mundos posibles, ayudando a nuestros chicos a encontrarse con
sus sueños. Esto sólo es posible si descubrimos nuestro verdadero ser, al
auténtico maestro que todos llevamos dentro, lo que genera absoluta confianza
en lo que hacemos. ¿Somos lo suficientemente provocadores para hacer que nuestros
alumnos se sientan únicos? ¿Permitimos que
confíen en sí mismos, tomen sus propias decisiones y se equivoquen?.. ¿No
es esto un modo de emponderamiento que les evita ser esclavos de sus propias
máscaras sociales?... Porque como bien
decía Baltasar Gracián “De nada vale que el entendimiento se adelante, si el
corazón se queda”. Nuestros alumnos son seres inacabados, pero absolutamente
completos, nos sostienen y les sostenemos, nos nutren y les nutrimos, es una
relación recíproca.
Nos quejamos de que
a nuestros alumnos les cuesta el pensamiento crítico y reflexivo, sin embargo, nos cuesta incentivar que lo
desarrollen desde su propia experiencia. ¿Qué mejor herramienta que el diálogo
socrático en nuestra praxis docente? ¡Qué gozo! Ser mediadores y facilitadores
del surgimiento originario de las mentes y los corazones de los chicos.
Pury
Redondo Bernardo.
Estimada Pury, me alegra saber que hayáis encontrado un espacio de encuentro e intercambio de experiencias entre profesores. Como coordinador de las Olimpiadas de filosofía aquí en La Rioja confío también en las posibilidades de nuestros alumnos que a veces quedan encubiertas o mermadas por una enseñanza quizá a veces demasiado académica o reglada. El presupuesto para el aprendizaje es la (auto)confianza, aunque sin determinación me temo que..... http://olahjl2.blogspot.com.es/2014/04/la-determinacion.html
ResponderEliminarUn saludo,
David
Pury, lo que describes está muy cercano a la auténtica actitud filosófica, esa que se hurta a los niños en los planes educativos, cuando son los depositarios de temprana admiración y curiosidad por todo lo que les rodea y que con el tiempo y la ayuda de esos "planes" se van marchitando hasta agostarse...
ResponderEliminar¡¡Cuéntamelo todo...!!
Salud, Marina