jueves, 9 de enero de 2014

Apología de lo inútil

Nuestro querido compañero Don Andrés Rubio esta tarde nos ha deleitado con una charla sobre lo inútil, o mejor, sobre la necesidad de reparar en lo inútil ante este imperialismo tan asfixiante de la Razón instrumental que a todos, querámoslo o no, nos reclama. Su estrategia para reivindicar lo inútil no ha sido la de tratar de buscar utilidades a las humanidades, más concretamente, a la filosofía (como aquellos que ven en el conocimiento humanístico una forma para engrandecer el espíritu humano o enaltecer la bondad humana), sino la de señalar, justamente, lo contrario: que todo es inútil, incluidas la ciencias formales y prácticas, las técnicas artesanales y la tecnología más avanzada, y, en general, todo aquello que se reviste del manto de la utilidad. Y es que, desde el punto de vista al que nos invita a mirar Nietzsche, todo es vano, superfluo, prescindible, en definitiva, nada sirve para nada. Todo cuanto hay está condenado a perecer y reiterarse sin sentido ni rumbo, de ahí que el progreso sea una invención más, lo mismo que la verdad, al servicio de la utilidad y del interés.


En definitiva, acostumbrados a que todo tenga que servir para algo, a que todo tenga que producir algún tipo de rentabilidad (la LOMCE, en este sentido, es una nueva muestra de esta ideología cientificista y mercantilista dominante), nos hemos olvidado de la única realidad admisible:  que todo es inútil, incluida la pretensión wertiana de imponer a nuestros futuros ciudadanos dicha ideología.

¿Qué queda? Resistir. ¿De qué modo? Con el mejor antídoto contra el derrotismo: el amor al conocimiento.

David Porcel

12 comentarios:

  1. Me ha parecido muy oportuna la intervención de Andrés en estos tiempos que corren en los que prima el valor de la productividad sobre todo lo demás, máxime cuando la nueva ley que se nos viene encima desecha del sistema educativo todas aquellas materias y disciplinas que, a su entender, no generan beneficios o no tienen una utilidad práctica. De todas formas, lo mismo que los supuestos filosóficos que sostienen esa ideología cientificista y mercantilista ya han sido suficientemente superados, tampoco deberíamos, creo yo, elevar a rango supremo la Nada como criterio desde el que enjuiciar nuestro tiempo o cualquier otro. Creo que lo interesante es huir de cualquier ideología reduccionista que cierre el camino para la crítica (tan reduccionista es decir que todo es útil como su contrario) y aventurarnos a ensayar propuestas arriesgadas susceptibles de ser refutadas, al estilo popperiano; en definitiva, aproximanos a la verdad.

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    1. Querido David, muchas gracias por tu reseña y tus comentarios elogiosos. Y gracias especialmente por tu crítica, siempre tan elegante e interesante. Sin duda estoy de acuerdo contigo en que tachar todo de inútil es tan reduccionista como lo contrario. Mi propósito ayer no era otro que reducir al absurdo precisamente los desvelos de quienes tildan alegremente de absurdo, de pérdida de tiempo, de inútiles, muchas cosas que tú y yo y muchos amamos. Ya dije con humor que tal vez se me había ido un poco la mano, pero también he de decirte que creo que la única forma que, al menos yo personalmente, he encontrado para superar el nihilismo no es otra que asumirlo con todas sus consecuencias. Como diría Nietzsche (recuerda la metáfora del pastor) "tragármelo", no esquivarlo, soslayarlo o hacer como si "nada". Gracias de corazón, Don David. Es, como siempre, un placer dialogar contigo. Un abrazo constrictor. Andrés

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  2. Querido Andrés, agradecerte a ti tu iniciativa y por supuesto tu conferencia, sólo espero no haber desvirtuado en demasía tu exposición con mi pequeña reseña. Por supuesto, estoy de acuerdo contigo en denunciar esta forma de poder que hay detrás del discurso cientificista y mercantilista consistente en negar el derecho a ser real a todo lo que no sea útil, rentable, cuando aquello que ellos tildan de útil no es más que otra forma de inutilidad..., pero no puedo evitar pensar que hay "inútiles" (personas o artilugios) más útiles que otros, y que no por eso deben ser tachados de "utilitaristas". También comparto contigo ese pesimismo optimista de Schopenhauer, ¿no es su metafísica de la Nada una invitación a la Vida, a esa otra vida que, liberada de ataduras y temores, no puede más que mirarse a sí misma? Decía Goethe que es "el canto que canta la garganta, el pago más gentil para el que canta." Sin embargo, veo en la ética popperiana (y orteguiana) -atrévete a errar- la única manera de alejarnos de la ignorancia y acomodarnos -si cabe, con un poco más de calor- al mundo en que nos ha tocado vivir.

    Y de nuevo, y por encima de todo, muchas gracias por compartir tus conocimientos y hacer más cálida la tarde de ayer.
    Un abrazo: David

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  3. ¡Qué gusto da leeros y qué suerte la nuestra de tener un ciclo de filosofía y este espacio para encontrarnos! Gracias a ambos. Desde luego la de ayer fue una exposición brillante y bellísima tanto en la forma como en el fondo. Si tuviese que quedarme sólo con una idea es que, lejos de caer en el desánimo, el elogio a la inutilidad y la constatación del nihilismo acaba en un canto a la alegría. Frente al optimismo bobalicón y sus consignas emolientes, la filosofía nos abre la puerta a un "placer adulto" que está más allá del nihilismo. Esa alegría transitada por la tristeza de la que nos hablaba ayer Andrés es la disposición ideal desde la que se emprenden los grandes y pequeños proyectos que tanto anhela nuestro querido ministro. Una pena que él no lo sepa…

    Otro aforismo de Goethe. ¡A la alegría por el dolor!
    Besos,
    Alba.

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    1. Gracias a ti, Alba, por tu esfuerzo inestimable en participar y dinamizar todo. Un abrazo. David

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  4. Gracias, David, por la reseña, sí es verdad que se me hace corta, pero precisa. Me gustaría ahora leer lo que escribió Andrés con calma para meterme un poco con él y con alguna cosilla que dijo. ;-) Me gustó la comparación de lo supuestamente inútil con las flores del espolón y os propongo que vayamos ya a plantar patatas como muestra de adoración al ministro del ramo.

    Saludos!

    Verónica

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  5. Os emplazo a seguir la discusión en facebook, es más fácil y rápido comentar, discutir, debatir. No hay que esperar la aprobación del comentario ni poner contraseñas. Es más cómodo para escribir desde móvil o tablet. Andrés, ni facebook ni los móviles son inventos del demonio. :-)

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    1. No hay problema, he quitado lo de la moderación de comentarios, que me supongo serán moderados. Saludos

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  6. Hola Andrés:

    Soy Edita. Siento mucho no haber podido asistir a tu charla de que sin duda habría disfrutado. Mis obligaciones familiares hacen que el tiempo se comprima actuando como un voraz agujero negro.
    Leí el título de la exposición pero no sabía que ibas a dar una visión nietzscheana del asunto. En cualquier caso, por lo que he leído en la reseña el tema me interesa. ¿Quizá podrías colgar un breve resumen de tu exposición en el blog?
    Es solo una propuesta. Si te pareciera interesante la idea yo lo agradecería muuuuuchiiiisiiimooo.
    Espero que todo te vaya bien.
    Un saludo.

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  7. Perdón!! quería decir "de la que". Glup!!

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  8. Siento no haber podido asistir, pero vuestros comentarios nos ayudan a conocer lo esencial de la exposición de Andrés. Casualmente estoy leyendo el manifiesto de Nuccio Ordine, La utilidad de lo inútil, muy recomendable en su magnífica edición de Acantilado.
    Un abrazo
    Luis Iglesias

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  9. Enhorabuena, Andrés. Eres un monstruo y se nota que te has formado en la Gran Euskalerria, en Donosti, la ciudad más hermosa del mundo mundial (esta opinión no es negociable). Nos dejaste a todos pasmados con tu recital de brillantes aforismos perfectamente concatenados. Hasta yo lo entendí todo, excepto cuando te pasabas al alemán.

    Gracias por compartir tu "inutilidad" con nosotros.

    José Luis Coêlho

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